Los años de la ira 3
En esta nueva novela, Ángel María de Lera sigue fiel a sus constantes estéticas y formales en la interpretación del género novelesco, tan proclive, últimamente, a las más diversas y aún contradictorias lucubraciones teóricas.
Para Lera, novelar es contar una historia humana a través de unos personajes y un coro, pero transfigurada siempre por el toque de ese algo indefinible que se conoce como "factor novelesco" sin el cual no hay novela posible. Para ello, emplea un lenguaje claro, directo y sobrio, ligeramente tornasolado a veces por atenuadas irisaciones poéticas.
La noche sin riberas está contada a cuatro voces: la del narrador y al de sus tres principales protagonistas. Aquélla en tercera persona; y, éstas, en primera. Así la verdad real u objetiva se enriquece con su exégesis por parte de los sujetos que la viven más intensamente, sin que por ello se menoscaben su unidad y su continuidad. Es la tercera novela, con Las últimas banderas y Los que perdimos, de la tetralogía que Lera se ha propuesto escribir sobre la guerra y la posguerra españolas bajo la rúbrica común de Los años de la ira y que culminará en Oscuro amanecer.
La noche sin riberas —noche total e infinita— recrea el período más triste y doloroso de la España contemporánea. Su autor viene a decirnos: «Aquello fue así, mal que nos pese. Sería inútil ignorarlo, porque se trata de hechos y circunstancias que nadie podrá sustraer de nuestra herencia común. Es mejor, pues, para todos que tomemos conciencia de ello, a fin de que sirva de experiencia aleccionadora e irrepetible en el futuro».
En otras ocasiones, Ángel María de Lera, opuesto sistemáticamente a la violencia y al odio, ha dicho que la mejor escuela novelista es el sufrimiento y que escribir es compadecer al hombre y ayudarle a conocerse a sí mismo y al mundo que le rodea. Y La noche sin riberas es su más alto tributo a estas verdades sinceramente profesadas y lúcidamente trascendidas por sus singulares dotes de narrador.