¿Quién sino el inefable Harry Flashman puede aportar más confusión al polvorín de Schleswig-Holstein, del cual depende el destino de Europa? Eso es al menos lo que piensa el canciller Bismarck, quien no duda en utilizar los encantos de la explosiva Lola Montes para apartar de su camino a tan molesto personaje. Pero Flashman tiene sus propios planes, entre los que se incluyen una boda real y el robo de las joyas de la Corona danesa. Su natural habilidad para provocar las más divertidas situaciones y su inagotable imaginación para el juego sucio y las fugas precipitadas alcanzan límites absolutamente épicos en esta segunda entrega de «Los diarios de Flashman».
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