La inspectora Elena Blanco atraviesa el depósito de la Grúa Municipal Mediodía II de Madrid hasta llegar a una vieja furgoneta que expele un olor putrefacto. Dentro está el cadáver de un hombre atado a una silla, con un burdo costurón que asciende del pubis al abdomen. Los primeros resultados de la autopsia aclaran que a este toxicómano reincidente le arrancaron algunos órganos y le colocaron en el vientre un feto de casi siete meses. Los análisis de ADN revelan que se trata de su hijo biológico. A los pocos días, la Brigada de Análisis de Casos se desplaza a la zona portuaria de A Coruña, donde el cuerpo de un asesor fiscal de sesenta y cuatro años ha sido asesinado con el mismo modus operandi. ¿Qué relación existe entre las dos víctimas? ¿Y dónde están las madres de los bebés?
Se abre así la investigación del nuevo y perturbado caso de la BAC. Mientras la relación entre Elena y Zárate se hace cada vez más complicada por los tormentos de él sobre la muerte de Chesca y la obsesión de ella por adoptar a la Nena, todos los indicios los acercarán a una misteriosa organización cuyos hilos manejan los poderosos e intocables del país y a la que nadie parece poderse acercar sin morir
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